MUNDO QUE ARDE EN
LLAMAS. La orgía más cara de la historia.
Tambores y clarines de
guerra sonando siempre fuerte.
¿Que se dirá de
nosotros y de este tiempo dentro de cien años? Ojalá que para entonces no
hayamos vuelto a la edad de piedra.
Nací a la mitad del siglo XX. Recién había llegado la luz
eléctrica al pueblo. Mi padre fungía como telegrafista. De 6 años iba a hacer
citatorio telefónico a personas llamadas a hablar por teléfono. Hora exacta
para conectar a San Salvador, persona a persona. Postes torcidos y cables llevaban por clave de
Morse el servicio telefónico y telegráfico. ANTEL. Telegramas en papel.
El inicio de año supone un ejercicio casi obligado de
repasar lo ya acontecido y pensar en lo que viene. La entrada del 2020 me hizo
recordar algunos momentos culturales y sociales importantes de hace cien años y
que contrastan con el tiempo actual.
Recién yo nací en 1950 había finalizado la SEGUNDA GUERRA
MUNDIAL, Los nuevos inventos de la humanidad comenzaban a deslumbrar a
científico y gente común.
-
Oí Fidelia,
dice la PRENSA GRAFICA, que en el futuro las gentes se van a comer unos a otros
por el hambre que viene. Comentaban mi abuela y tía abuela, mientras comentaban
las noticias. Yo curioso oía.
-
Sí. La gente se va a ver cada a cara cuando
hablen por teléfono. Decía Maria Argueta, mi tia abuela.
1920
Ocurrieron mil cosas más, pero la estrepitosa caída de la
bolsa en los Estados Unidos, el «Martes Negro» del 29 de octubre de 1929,
rompió con el hechizo de euforia de la década de los 20. Cientos de personas
perdieron sus fortunas y los bancos quebraron. Las consecuencias se dejaron
percibir en el mundo entero y millones de personas perdieron sus trabajos,
entrando en la Gran Depresión de los años 30 y que conduciría, casi como
fatalidad, a la II Guerra Mundial.
El artículo de Scott Fitzgerald, escrito en 1931, termina
con una reflexión nostálgica de una década que sin duda fue próspera e intensa:
«… la orgía más cara de la historia se terminó (…) porque la total confianza,
que era su apoyo esencial, recibió una terrible sacudida y a la endeble
estructura no le llevó mucho tiempo venirse al suelo. Al cabo de dos años, la
Era del Jazz parece tan lejana como los días anteriores a la guerra. Era un
tiempo prestado, en cualquier caso. (…) Ahora tenemos apretado el cinturón una
vez más y ponemos la expresión de horror adecuada cuando volvemos la vista
hacia nuestra desperdiciada juventud. (…) Y todo eso nos parece rosado y
romántico a nosotros, que entonces éramos jóvenes, porque no sentiremos tan
intensamente lo que nos rodea, nunca más».
1970
Billy Graham, predicador USA escribe este libro:
El mundo en llamas
El autor dice que, los occidentales tenemos varias formas de
democracia basadas en la creencia en Dios así como en la aceptación general de
la ley moral. Sin embargo, en la práctica estamos empezando a parecernos a
otros que tienen poco respeto por la ley moral o la religión. Estamos
preocupados por las cosas materiales. Nuestro dios supremo es la tecnología;
nuestra diosa es la sexualidad. ¡Hoy el mundo entero está en llamas!.
MUNDO QUE ARDE EN LLAMAS.
Ahora avanzamos en el siglo XXI, a una nueva década de años
20, con un mundo que arde en llamas (literalmente), donde convivimos con lo
tecnológico de maneras que hace cien años no eran ni imaginadas y con un ánimo
global de rabia, agitación, insatisfacción y cinismo, con tambores y clarines
de guerra sonando siempre fuerte.
¿Que se dirá de nosotros y de este tiempo dentro de cien
años? Ojalá que para entonces no hayamos vuelto a la edad de piedra y que la
humanidad haya podido evolucionar hacia una realidad más benévola que la del
presente.
Gracias a las redes sociales, Henry Burgos, opina a nivel
mundial. La vida es una locura en 2020. Quien puede detener a los matones,
locos gobernantes. El planeta Tierra es único no tiene sustituto. ¡Hay que
salvardo¡. Recomiendo ver la película EL DÍA QUE SE DETUVO LA TIERRA.
Es presente escrito es un híbrido de Esculo, opinión LPG y
Kike.