SE INCENDIA EL PLANETA. La quema, las rosas. Practica
milenaria de los pueblos indígenas para preparar las tierras para la siembra
antes de la llegada del invierno en El Salvador. Las quemas están prohibidas en
El Salvador, los campesinos siempre las realizan. Cuando no pueden controlar la
quema de potreros; pasa lo de Brasil.
Estos incendios contribuyen a la erosión de la biodiversidad
con la destrucción de bosques, especies vegetales y animales y con el cambio
climático al emitir gases de efecto invernadero, pero un hecho que tampoco
puede pasar desapercibido es, como afirman los pueblos indígenas, que los
incendios además de potenciarse con el cambio climático, parecen haber sido
inducidos para terminar con las reservas indígenas por considerarlas un
obstáculo al desarrollo económico, lo cual de ser cierto, no podría calificarse
menos que un genocidio al estilo Nazi.
Lo que ocurre en la Amazonía está ocurriendo en otra
veintena de países. En algunas zonas de África los incendios son de magnitudes
extensas, aunque menos publicitadas
Todo esto nos debe dejar una lección de vida y es que con
todo y lo importante que es el desarrollo económico no se puede supeditar lo
ambiental a lo económico, no se puede eliminar requerimientos ambientales para
favorecer a las empresas, no se puede seguir destruyendo zonas boscosas
erosionando la biodiversidad y haciendo desaparecer fuentes de agua; no se
puede llenar de plástico el planeta, si eso nos está afectando gravemente la
salud, no se puede llenar los alimentos de pesticidas si eso nos envía al
hospital con insuficiencia renal.
Copiando a un ilustre maestro, se podría decir que el dinero
se hizo para servir al ser humano y no para que el ser humano sirva al dinero.
La tala y quema o roza y quema es la deforestación de un
pedazo de tierra donde se queman los árboles, arbustos y hierbas que la
habitan, con el objetivo de convertirlo en un campo de cultivo. Las cenizas
restantes se esparcían y se utilizaban como fertilizante.
Durante la Edad Media, el campesinado preparaba la tierra
mediante tala y quema para su cultivo temporal.La operación del terreno se
realizaba de forma continua hasta que se agotaba la fertilidad de la tierra, y
entonces la tierra era abandonada.
La tala y quema era común en las zonas de montaña donde
tradicionalmente no había campos, en las propiedades con grandes masas
forestales y en las universidades y comunas que poseían extensas tierras
comunales.
En las regiones industrializadas –incluyendo Europa y
Norteamérica–, la práctica fue abandonada con la introducción de la agricultura
de mercado y la propiedad de la tierra. Sin embargo, la tala y quema sigue
siendo usada en otras partes del mundo por cerca de 200-500 millones de personas.34
En 2004 se calculó que sólo en Brasil 500 000 pequeños agricultores
deforestaron cada uno una media de una hectárea de bosque al año.
Después de que los suelos se agoten, los agricultores
deberán ir a otra parcela, que tras agotarse, se trasladaran a otra, y al
final, volverán a empezar por la primera parcela que quemaron debido a que los
suelos se reponen tras un tiempo.
Esta práctica agrícola, conocida como agricultura de roza o
quema, es común en las zonas bajas de Ecuador, en el oriente de Perú y Bolivia,
en la Amazonia, parte baja de Colombia, en sectores de América Central, en las
islas del Caribe así como en Madagascar. Su origen se remonta a la época
precolombina, en la que era practicada por grupos indígenas como los Arawarks,
los Guaraníes, Uitoto y Shuaras.
Se llama también agricultura de «tala y quema», y es el
sistema de cultivo más arcaico. Hoy se da en la zona intertropical,
fundamentalmente en las cuencas del Congo y del Amazonas, Centroamérica y focos
aislados de Asia. Se practica en la sabana o en la selva, en suelos poco
fértiles
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