País donde todo es posible.
Democracia DÉBIL. 10 GOLPES de estado. De guerra civil impulsada por Guerra
Fría. Con cinco presupuestos de ingresos de Deuda Externa a pagar a BM
FMI. Heredamos país vulnerable al caos político.
Nacimos en Guerra Civil Centroamericana donde los ejércitos fueron usados para
guerras fratricidas.
Aparece BUKELE en la escena.
Imparable en sus decisiones. Lo necesitábamos para corregir errores históricos.
Se abolirá Fuerza Armada. Constituyente a las puertas. Asamblea sin privilegios
y del pueblo. Ladrones diputados fuera. Eternos legisladores, a la calle y
cárcel. Llego bukeliTO y se les acabo la fiesta a partidos de millonarios y
holgazanes.
Si hay justicia, cheros. No se
equivocó de País, Buke.
Se escandalizan por unos
soldaditos en recinto; y USA tuvo army
por 12 años en Ilopango y Palmerola, Honduras.
ORDEN MUNDIAL Y NACIONAL.
Posturas anárquicas o golpistas.
Ja, Ja. Comonó.
En consecuencia, no existe
monarquía, sino una República que tiene un sistema de frenos y contrapesos, por
medio de tres Órganos de Estado, y ningún presidente tiene más poder que otro,
por ello debe haber respeto entre órganos, para no caer en posturas anárquicas
o golpistas. Y es acá donde el señor presidente debe ilustrarse bien, para no
concebir la justicia de forma unilateral, es decir que la Constitución no se
escribió esperando que el señor Bukele apareciera para gobernar, sino que, al
ser elegido presidente, se sometió a las reglas democráticas que establece la
Constitución, de lo contrario se equivocó de país.
JA, JA, COMONÓ.
¿REGLAS DEMOCRÁTICAS? …. Las de Washington con Trump
Nuestra mejor opción: de no dejar caer nuestra democracia.
LPG. SS.
Desde hace años, varios sectores políticos se han empeñado
en minimizar la historia y el profundo trauma que la guerra dejó en nuestra
sociedad.
Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. No valoramos lo
que tenemos hasta que algo fuera de nuestro control o de nuestra imaginación,
amenaza con esa pérdida.
Lo acontecido el pasado domingo 9 de febrero provocó en muchos
de nosotros el escalofrío de los malos recuerdos, los de antes de la guerra. La
imagen de los militares instalados en el Salón Azul de la Asamblea Legislativa,
resucitó el temor de que volveríamos a los tiempos del militarismo y del
autoritarismo, cuando los derechos humanos no existían y reclamar sobre ellos
era una condena de muerte, literalmente. Fue el tiempo en que miles de
compatriotas iniciaron la interminable diáspora que continúa hasta el día de
hoy.
Sorprendió a muchos que el actual gobierno no hiciera ningún
tipo de conmemoración oficial sobre los Acuerdos de Paz y el fin de la guerra
el pasado 16 de enero. Desde hace años, varios sectores políticos se han
empeñado en minimizar la historia y el profundo trauma que la guerra dejó en
nuestra sociedad. Algunos insisten en que debe pasarse la página y olvidar los
episodios más sangrientos y crueles de nuestro pasado. Pero olvidar la historia
es conveniente únicamente para quienes buscan librarse de culpa o para quienes
intentan restituir fórmulas ideológicas caducas. El desconocimiento de la
historia y la idealización de algunos personajes o eventos, puede hacer creer a
las nuevas generaciones que los antiguos métodos de gobierno siguen siendo los
mejores para un país como el nuestro. Recordemos los desconcertantes resultados
de una encuesta reciente en que la mayoría de los entrevistados opinaba que el
país necesita de un régimen autoritario para solucionar nuestros problemas.
Los Acuerdos de Paz de El Salvador son mencionados con
frecuencia, a nivel internacional, como un ejemplo de lo que se puede lograr
cuando existe el diálogo. Y aunque muchos piensen que lo logrado fue muy poco,
lo que se obtuvo fue la oportunidad de reconstruir un país a partir del
establecimiento de una democracia legítima, una forma de gobierno que no
habíamos conocido antes.
Uno de los más grandes errores de la política nacional es
que se han partidarizado las ideologías. Pensar de una u otra manera se asocia
a organizaciones y no a sistemas de pensamiento internacional.
Nuestros políticos están sordos y ciegos ante la verdadera
raíz de nuestra problemática: la profunda desigualdad social. Ésta originó la
guerra, no fue desmontada en los últimos 28 años y continúa presente en la base
de nuestra violencia actual. Es comprensible que la población esté furiosa
contra los políticos que sólo se preocupan por sus bolsillos y su propio
bienestar, pero que cuando les resulta conveniente, saben hacer alianzas
tácticas para alcanzar objetivos mezquinos, mientras el común de la gente sobrevive
y muere en condiciones desesperadas.
Los eventos del 9 de febrero deben servir como una fuerte
campanada de aviso para la sociedad en su conjunto. Nadie quiere ver fracasar
al actual gobierno, porque desearlo es desear que todos fracasemos. Cuando un
gobierno fracasa, todo el país sufre las consecuencias y las secuelas perduran
durante años. Lo que estamos viviendo es el acumulado de varios gobiernos
desastrosos.
No se puede gobernar pensando que «quien no está conmigo
está contra mí». Es necesario comprender y aceptar que hay un amplio sector de
nuestra sociedad que está profundamente defraudado del quehacer político y que
no por eso es anti patriota o «enemigo». Es normal, necesario y saludable que
exista una oposición. Hacer oposición es también una forma de construir y
vigilar la salud de nuestra democracia, siempre y cuando esa oposición señale
errores, sustentados en argumentos sólidos y no emocionales, y que sepa
presentar alternativas que favorezcan a la mayoría de la población y no a un puñado
de compinches partidarios, empresariales o familiares.
Amplios sectores sociales han acumulado durante años un
profundo resentimiento y furia contra los políticos de todas las tendencias
ideológicas, un resentimiento comprensible enraizado no sólo en el destape de
todos los actos de corrupción sino también, y sobre todo, en el abandono en el
que han dejado a los sectores más afectados por la violencia pandilleril, el
desempleo, los pésimos salarios y el alto costo de la vida.
La tolerancia de las mayorías está llegando a límites
peligrosos. Lo vivido aquel domingo demostró que nuestras instituciones todavía
son enclenques. Pero no todo está perdido. Dichas instituciones pueden
robustecerse, nutrirse y consolidar sus estructuras de manera que la separación
de poderes garantice los contrapesos para impedir retrocesos en nuestra frágil
democracia.
El temor de volver a un pasado atroz es razonable y
comprensible. Este país ha sufrido y sufre demasiado todavía como consecuencia
de ello. Mientras múltiples organismos y personalidades nacionales e
internacionales han manifestado su preocupación por dichos sucesos, minimizar
la gravedad de los acontecimientos del 9 de febrero demuestra insensibilidad y
desconocimiento de la realidad. Si no le damos la importancia debida a lo
ocurrido, nos podemos arrepentir de las consecuencias de nuestra indiferencia
en un futuro cercano.
Nuestra democracia sigue en construcción. Nadie dijo que iba
a ser fácil ni que iba a ser rápido alcanzarla. La impaciencia y la impulsividad
son malos consejeros, tanto en la vida cotidiana como en el quehacer político.
Sumadas al profundo resentimiento acumulado en la población, la impaciencia y
la impulsividad pueden activar una bomba de tiempo con consecuencias
desastrosas e incontrolables para todos.
Así como nuestros Acuerdos de Paz fueron ejemplares, así
deberá y podrá ser la construcción y la consolidación de nuestra democracia. No
sigamos siendo como Sísifo quien, a punto de llegar a la cima de una montaña
empujando una piedra, se le cae y vuelve a rodar al fondo para comenzar otra
vez con el mismo esfuerzo. Tenemos que continuar empujando la piedra de nuestra
democracia y echar el hombro todos a través del diálogo, la tolerancia, la
madurez política y el respeto.
Lo de Sísifo fue un castigo. Lo nuestro es una opción: la de
no dejar caer nuestra democracia.
This way my partner Wesley Virgin's tale launches with this SHOCKING AND CONTROVERSIAL VIDEO.
ResponderEliminarYou see, Wesley was in the army-and soon after leaving-he discovered hidden, "self mind control" secrets that the government and others used to get everything they want.
THESE are the exact same tactics lots of famous people (notably those who "come out of nothing") and the greatest business people used to become wealthy and successful.
You've heard that you only use 10% of your brain.
That's really because most of your brain's power is UNCONSCIOUS.
Maybe this expression has even occurred INSIDE OF YOUR own head... as it did in my good friend Wesley Virgin's head about seven years back, while driving an unregistered, trash bucket of a car with a suspended driver's license and in his pocket.
"I'm absolutely fed up with living check to check! Why can't I become successful?"
You've been a part of those those thoughts, right?
Your success story is going to start. You just have to take a leap of faith in YOURSELF.
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