EL GARAÑÓN Y LA YEGUA: ¡Instintos desbordantes¡
UN DÍA DE MI INFANCIA EN JIBOA. 1957
EL RIO SALTARÍN Y MÁGICO
Se habían hecho los preparativos para el viaje un día antes.
Tortillas para tostar, frijoles sancochados, café para calentar. El viaje a
pie. A 8 kilómetros de SAN PEDRO NONUALCO.
El día llega. ¡Qué felicidad ¡Al rio Jiboa en Semana Santa.
Es sábado de Gloria y después de cumplir con los ritos católicos: Santo
Entierro recorriendo las principales calles empedradas del pueblo, hay que Divertirse
sanamente.
El lugar era paradisiaco: aguas claras del rio Jiboa
corriendo entre piedras produciendo una sinfonía de sonidos naturales. El agua
se escapa entre las piedras, saltando y bajando como un niño travieso. Comenzamos a oír la sinfonía del Jiboa a
medida que bajábamos el último kilómetro a la poza de EL RON RON. Este nombre
por el estruendo del rio al llegar a la poza principal donde nos
bañaríamos. En medio de potreros y en
senderitos, saltando piedras pasamos por el rio frio. Cañada de agua cristalina
que se desliza en peñones, haciendo cascadas graciosas.
En guinda corriendo grupo de niños y adultos disfrutando la
belleza de la naturaleza. Se divisa al fondo San Juan Tepezontes –cantón los
Laureles- . Los peñones colorados que es donde tienen sus nidos los sopes. En
las cuevas a gran altura donde no llegan los humanos.
“No llegan los rumores
de allá abajo, del cieno; ni el grito horripilante
con que aúlla el deseo, ni el clamor desbordante
de las malas pasiones... Lo rastrero no sube:
ésta cumbre es el reino del SOPE y las peñas...” A. Espino
Presurosos buscamos entre las peñas y arbustos el
desvestidero natural para ponernos la calzoneta para el baño.
- ¡Me espiné
- ¡Yo también, dijo otro niño. En el camino al agua del rio.
Las piedras calientísimas por el sol; no nos pudieron detener y … ¡al Chapuzón¡.
Toda la mañana en las posas bebés y pozas hondas. Los ojos
rojos de tanta agua. Nos llaman de la enramada para el almuerzo. No nos
queremos salir. El agua es rica.
UN DRAMA NATURAL
El Garañón y la
Yegua. Instintos desbordantes.
Descansábamos en las hamacas bajo la sombra de los árboles,
después de alborzar rico con mucha hambre.
Se oyen un relinchar
fuerte del garañón – caballo macho. No capado- … ¡Alarmantes ¡Todo mundo se da
cuenta. El caballo se estremece y con su pata golpea el piso de polvo,
levantando la polvazón. El animal continúa enviando su mensaje de voz a los
vientos. Se oye a un kilómetro de distancia. Los instintos sexuales le han
visitado. Las hormonas alborotadas. Alguien grita: Suelten al garañón se quiere
pisar la yegua. Un hombre sale corriendo con machete en mano y va a cortar el
lazo que tiene amarrado al caballo garañón a un arbusto.
El caballo sale escupido en busca de la yegua que le espera
con dos sabrosas patadas. La hembra Se alza en dos patas delanteras y dispara
otra vez contra el macho. El macho mas hace bulla con su trompa y busca con su
trompa la crin – pelo- de la yegua. No
puede. La yegua está amarrada y no puede huir. Suelten la yegua, dice alguien,
se puede ahorcar. Alguien corta el lazo y las dos bestias quedan en manos de
sus instintos.
El relincho del
caballo aumenta y arremete contra su amada. Ella arremete con patadas salvajes.
Por fin el caballo sube en dos patas sobre las nalgas de la yegua y afinca con
su trompa la crin de la yegua. La yegua se aquieta. El caballo excitado saca su
pene, grande como un bate de beisbol. La mece hacia arriba y hacia abajo,
buscando la vulva de la hembra. La hembra ha aceptado el reto del macho y hace
a un lado su cola para facilitar la penetración. Por fin, después de varios
intentos de vaivén, acierta ubicando su pene en el centro de la vulva. En un
solo envión y con toda su fuerte arremete hasta lo profundo de la vagina. Un
solo entrón, No hay más. Al salir derrama exceso de semen al suelo. Como
engrudo. Mis ojos abiertos para no perderme ningún momento del show de la
naturaleza.
Estaba presenciando la ESCUELA DE LA NATURALEZA. El accionar
de los instintos: “Ya se me paró la paloma”, dijo Carlos Prieto de 12 años al ver
la escena. Yo tenía mi guinellito erecto y traté de disimular a mis 7 años de
edad. La escuela de la reproducción y el deleite estaba frente a nosotros en
pleno accionar.
Así es la naturaleza: ¡Desnuda ¡No hay nada que esconder.
Somos productos de miles de años de evolución y de sexo.
MARIBEL, LA YEGUA DE VIRGILIO
Yo iba con la yegua Maribel al ojo de Agua – Virgilio,16
AÑOS- , mi hermano la había comprado para una temporada de café. Iba a acarrear
café del volcancito para pagarla. Costó 70 colones. Yegua blanca y alta,
elegante- Me alcanzó Balmore, mi primo de 9 años y compañero de escuela
primaria en 3º grado, venía montado en un garañón y el macho desde que vio a
Maribel comenzó a relinchar.
-
Mirá Quique, el garañón se quiere pisar a tu yegua.
Soltémoslos, me dijo, para que se la pise – sexo-
-
Yo venía a pelo a darle agua a Maribel al Ojo de
Agua. A 1 kilómetro de San Pedro Nonualco y a 500 metros del Cabral, finquita
familiar donde nos habíamos venido a vivir, después de vivir enfrente de la
alcaldía del pueblo, antes de vivir en
el calvario.
-
¡Mirá como le hace la pupusa a tu yegua¡,
quieren pisar los dos, me dijo Balmore.
Miré la vulva de la yegua y pulsaba. Derramaba líquido
oscuro. Me puse nervioso porque el garañón
seguía relinchando fuerte. Estábamos en el plan del zapote en medio de
cafetal de propiedad de mi familia.
-
Bájate y quítale la montura a tu bestia, le
dije.
-
De acuerdo.
Con mucho cuidado se bajó del animal, la desensilló y la
soltó. Yo me bajé de Maribel y los soltamos a la aventura de la vida.
El coloquio comenzó con relinchos, mordidas y patadas. Las
dos bestias al fin se entendieron y tuvieron un momento de orgasmo animal. Yo
perplejo, aprendiendo. Era la escuela de la vida salvaje.
“Mas el alma simple de la bestia
es pura”. Rubén Dario
INFANCIA MODERNA
Lo que antes se nos escondía como sucio, malo. Hoy los niños
lo ven con un solo clic en su teléfono smart pone o androit.
RETORNO FEÍZ
“Qué asco y que tristeza”… - Parte del poema de Alfredo
Espino, Ascensión- Comenzar a subir, después de un día inolvidable. Danza con
las aguas entre millones de piedras simétricas de todo tamaño arrastradas por
la gravedad hacia el gran océano Pacífico. Santa María Ostuma se asoma en la
otra loma, Luego San Juan Tepezontes. Mientras el rio Jiboa arrastra agua desde
la desembocadura del Lago de Ilopango.
“Un río entre verdores se pierde a mis
espaldas,
como un hilo de plata que enhebrara esmeraldas...”
Alfredo Espino
Dos horas de camino a San Pedro Nonualco a pie, de regreso
al pueblo amado. Arribamos sudoroso, pero FELICES. Este viaje lo hice en
carrete, a pie y caballo. Era anual para las fiestas de Semana Santa.
Gratos recuerdos de mi infancia.
KIKE BARILLAS
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